A falta de gasolina los productores vuelven a sembrar con yuntas de bueyes
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Para José Guillén la agricultura en los Pueblos del Sur ha retrocedido unos 50 años |
*** Para José Guillén Méndez, conocido como "Cheo hormiga", productor de los Pueblos del Sur, la
agricultura ha retrocedido 50 años
***
Los problemas que enfrentan los agricultores son tantos, que estiman para este
año la producción agrícola alcance solo un 13 por ciento
Wendy Molero
En la población de El Molino,
parroquia del municipio Arzobispo Chacón, los pobladores y, especialmente los
productores del campo, no reciben combustible desde el pasado 22 de febrero. La
agricultura en los Pueblos del Sur de Mérida, tecnificada en el siglo XXI, ha
retrocedido unos 50 años; la falta de combustible ha hecho que los productores
vuelvan a sus orígenes, realicen la siembra con yuntas de bueyes y saquen sus
cosechas en bestias.
Ese es el panorama que muestra una de
las zonas productoras de la región andina, ubicada a más de cuatro horas de la
capital del estado, y que se repite en diferentes municipios.
Pero lo que ha provocado el retroceso
no es el coronavirus. Esta pandemia solo vino a intensificar los problemas ya
existentes. La falta de combustible en el municipio Arzobispo Chacón se siente
desde mucho antes que se decretara la cuarentena en el país.
Así lo cuenta José Guillén Méndez,
productor de El Molino, quien tiene más de 20 años labrando la tierra y hoy
reclama, en nombre propio y de sus compañeros, mayor atención por parte del
Estado venezolano que en los últimos tiempos solo ha apostado a la importación
de alimentos y ha dejado de lado la producción nacional.
Alrededor de 4 mil 500 productores
hacen vida en este pujante municipio, conformado por siete parroquias, para
quienes hay a disposición solo una estación de servicios ubicada en la parroquia
capital: Canaguá.
“Es decir, que los productores de
Mucutuy, Mucuchachí, Chacantá, Guaimaral, El Molino y Capurí, debemos ir a
surtir gasolina en una estación que nos queda a una hora de distancia, gastamos
dos horas en ir y venir”, narró Guillén quien aseguró que desde hace mucho
tiempo se les viene dificultando el proceso de cosechas, las cuales se atrasan porque
todo lo mueve la gasolina.
Retrocedimos
Agradeciendo a Dios, dijo que hasta
los momentos no se han perdido cosechas, porque cada productor –cuya economía
proviene únicamente de la agricultura- sabe que
perder una cosecha es bastante costoso por los gastos que implica una
siembra de papa, tomate, pimentón, zanahorias o cualquier otro rubro, en cuanto
a la utilización de fungicidas, abonos y fertilizantes, por lo que cada uno
hace todo lo posible por sacar sus productos. Es allí donde hemos retrocedido
más de 50 o 60 años.
“Ya cuando nosotros teníamos una
agricultura tecnificada, con uso de tractores y maquinaria, ahora estamos sembrando
a la antigua, con yuntas de bueyes, y hacemos uso de otros transportes, como es
el de bestias, para sacar nuestras cosechas y no dejarlas perder, situación que
se viene presentando desde antes que llegara la pandemia a Venezuela”, dijo
Guillén.
Este municipio, uno de los más
distantes, es en extensión territorial bastante grande, pero tiene muchas
carreteras accidentadas e incluso aisladas, razón por la cual han hecho el
llamado al Gobierno nacional desde hace tiempo para que los atiendan y les
permitan a los productores tener acceso al combustible sin mayores
contratiempos, porque la economía de este municipio es netamente agrícola y
pecuaria, y gran parte de los alimentos que se venden en el centro del país
provienen de allí.
Sin
gasolina desde febrero
Los productores de El Molino estaban
recibiendo en esa población, una vez al mes, el mismo camión cargado de
combustible que hace el flete para Canaguá, pero a raíz de la escasez no
volvieron a recibir el carburante. La última vez que pudieron surtirse fue el
22 de febrero, dijo Guillén.
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La gasolina que han recibido los productores en los últimos meses no alcanza ni para fumigar las siembras |
En los dos meses y medio que han
transcurrido desde entonces, han llevado en dos oportunidades unos mil 200
litros de gasolina para un aproximado de 700 productores, resultando
beneficiados solo quienes tenían cosechas por sacar y solo les surtieron cinco
litros por unidad, lo cual fue considerado por Guillén como una falta de
respeto.
“Que va a hacer un productor para
sacar sus cosechas con cinco litros de gasolina, eso es una falta de respeto
para el productor, para el campesino que día a día se quema el lomo para
producir las hortalizas que necesita consumir el venezolano”.
La gasolina no solo es elemental para
sacar los productos desde la finca directo a su comercialización. También es
indispensable para la siembra. Un corte de papas–explicó- en época de invierno hay
que fumigarlo por lo menos dos veces por semana y un motor para fumigación
requiere entre cinco y seis litros de gasolina, dependiendo de los toneles de
veneno que se rieguen. Si una hectárea solo se fumiga una vez por semana, se
necesitan en los 90 días del ciclo de la papa, por lo menos 36 litros de
gasolina.
¿En
cuánto ha mermado la producción en comparación al año pasado?
De acuerdo con las estadísticas que
maneja Fedeagro, durante el 2019 se logró producir solo el 20 por ciento de lo
estimado y para este año consideran que la producción agrícola alcance solo entre
un 12 o 13 por ciento. Hoy, a 13 de mayo, ya en el segundo mes de invierno, las
siembras han mermado en un 80 por ciento, aseguró Guillén.
En Venezuela se sembraban cerca de 700
mil hectáreas de arroz y maíz amarillo, y el año pasado no se sembraron más de
150 mil, que es nada para lo que necesita un país.
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José Guillén cataloga como “una falta de respeto al productor” que lo censen para que “le den algo que le corresponde por derecho constitucional” |
Para el productor andino José Guillén
esto no es más que la consecuencia de las malas políticas del Estado
venezolano, que solo apostó a la importación y no le dio apoyo a la producción
nacional. “Creo que el Gobierno, venga de donde venga, debe tomar cartas en el
asunto y darle al productor las garantías sociales, jurídicas e incluso personales,
porque en la carretera los transportistas se enfrentan al matraqueo en las
alcabalas, los cobros de vacunas y hasta el asesinato de quienes llevan la
carga al centro del país”.
Es una situación crítica y la idea no
es alarmar, pero deben actuar con prontitud porque la producción tanto agrícola
como pecuaria está “palo abajo”, ya nadie quiere sembrar ni producir por la
misma situación, y además no hay garantías de que como productores podamos
vender nuestras cosechas, expresó José Guillén con preocupación a Diario de Los
Andes.
Mérida, Táchira y Trujillo producen más
el 75% de las hortalizas que se consumen en el país y todos los productores estamos pasando por la misma situación,
la cual fue presentada a través de un documento a la Subcomisión
Agroalimentaria de la Asamblea Nacional, presidida por el diputado Alexis
Paparoni, y la misma será elevada a organismos internacionales como la
Organización de la Naciones Unidas (ONU), la Organización de Estados Americanos
(OEA) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) para que
conozcan las vicisitudes que debe
enfrentar el productor venezolano y
merideño en particular.
Bolívares
vs. dólares
En cuanto a los precios, dijo que muchas
personas preguntan por qué las hortalizas son tan caras, pero en realidad no lo
son, ni siquiera tienen el valor que deberían tener.
“Nosotros los productores somos los
únicos que compramos todo lo que necesitamos para la producción en dólares o
pesos y vendemos en bolívares. Hace 20 días un saco de papa en puerta de finca valía
alrededor de 3 millones de bolívares, con un dólar a 75 mil bolívares; hoy en día
esta entre 4 millones y medio y 5 millones con un dólar que ronda los 200 mil
bolívares.
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Una hectárea de papa requiere de fumigación, en época de invierno, de dos a tres veces por semana |
En cuanto a las mesas de combustible
que ha hecho el sector oficialista en el estado, Guillén manifestó que las
mismas “son una falta de respeto al productor” que no necesita que lo censen para
que “le den algo que le corresponde por derecho constitucional”.
“Ir a pasar una noche y un día entero para
que le den un salvoconducto es una falta de respeto porque el productor y el
campesino debe tener, al igual que los médicos, los mismos beneficios para
surtir de combustible; el productor es para que llegue cargado a cualquier
estación de servicio, le abran la puerta
y le coloquen gasolina, pero no 20 ni 30 litros, porque estamos
distantes de la capital y eso debe tomarse en cuenta para la distribución del
combustible, no es para que estemos perdiendo tiempo en una cola, durmiendo en
el carro, para acceder a un salvoconducto”, sentenció. Tomado de https://diariodelosandes.com/site/a-falta-de-gasolina-los-productores-vuelven-a-sembrar-con-yuntas-de-bueyes/
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En la gráfica el tique que recibieron algunos productores para equipar su vehículo con cinco litros de gasolina |
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